jueves, 31 de octubre de 2019

EL ESPÍRITU DE CRISTO MORA EN MÍ.

Es fácil sentir temor si permito que los estímulos externos me perturben: chismes, imágenes, noticias, desastres naturales, u otros acontecimientos mundiales. Puede que comience a sentir que estoy en peligro en todas partes.

Mas una oportunidad divina me aguarda. Dejo ir la preocupación y enfoco mi atención en la luz interna. Allí está la Fuente de paz, el “aposento alto” del que Jesús habló. Esta luz divina es el mismo Espíritu que estaba en Jesús.

Yo soy sano. Mi potencial para desarrollar atributos divinos es ilimitado. Alineo mi atención con el amor que echa fuera el temor. Estoy receptivo a ideas que expanden mi sentido de unidad con Dios y me ayudan a expresar mi luz.

Texto devocional:
Así dice ahora el Señor, quien te creó y te formó: “No temas, Jacob, porque yo te redimí; yo te di tu nombre, Israel, y tú me perteneces”.—Isaías 43:1


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