La curación verdadera es el regreso de mi cuerpo, mente y mis emociones a su equilibrio, a su estado natural. Es la restauración del patrón espiritual en todas las partes de mi ser. Yo soy la imagen y semejanza de Dios en expresión. En un período de quietud y meditación renuevo mi conciencia de las cualidades divinas en mí. Mi mente se aquieta, mi cuerpo se vuelve receptivo y la luz sanadora de Dios resplandece en mí. Mantener la armonía en mi mente y cuerpo fomenta mi bienestar innato. La salud es mi estado natural de ser, e invoco ese poder dador de vida en mí ahora. Sonrío, dando evidencia de la energía sanadora de Dios que mora en mí. Yo soy sano. Yo soy libre.
Texto devocional: Pero les traeré salud y medicamentos, y los sanaré, y les haré experimentar una paz abundante y duradera.—Jeremías 33:6
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