A veces, apurarme para lograr un cometido parece añadir obstáculos y hacer que el tiempo escasee. ¡Mientras más me apuro, más me atraso! Con cada instancia he aprendido que la frustración puede ser algo positivo. Si siento que estoy “atascado” o exasperado, recuerdo tomar una nueva decisión: dejar ir y dejar a Dios actuar. Dejo ir la frustración y la preocupación, y acudo a lo Divino en mí por ideas, dirección clara y paz mental. Hago lo que he sido llamado a hacer. Dejar ir proporciona un aspecto fresco a la tarea que tengo entre manos. Las respuestas vienen a la mente, la gente viene a ayudar y mi camino se hace más sereno. Dejo ir y estoy en paz.
Texto devocional: Pide al Señor tu Dios que nos muestre el camino que debemos seguir, y qué es lo que debemos hacer.—Jeremías 42:3
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