Siento fascinación al mirar las estrellas titilantes que resplandecen en el cielo nocturno. Esa visión gloriosa, expande mi fe en el poder organizador del universo que alinea las estrellas y los planetas en orden perfecto. Existe una coordinación divina en acción, un patrón perfecto que incluye mi vida y que pavimenta el camino hacia mis bendiciones. Junto con mi viaje espiritual, viene la visión de reconocer a Dios como “Dirección buena y ordenada”. Cuando surge un reto, sé que mi naturaleza divina me guiará a través de él. Lleno de fe, miro al próximo horizonte con expectativas positivas. Avanzo a la visión más elevada para mi vida, facultado y en paz, sabiendo que mi bien se desenvuelve.
Texto devocional: Lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo.—Romanos 1:20
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