lunes, 2 de septiembre de 2019

Descanso en una conciencia de Dios.

En la historia de la creación, Dios descansó en el séptimo día. El descanso es una práctica espiritual en muchas religiones, un período semanal de solaz y oración. Sosegarme es primordial para todo mi ser: mente, cuerpo y espíritu. Puedo tomar tiempo para descansar cada semana, cada día o tan solo un minuto en el que voy a mi interior con reverencia.

Gracias a la oración, me aparto del ajetreo del día. Ese tiempo de reflexión me hace sentir mi unidad con Dios. La conciencia del amor trasciende el tiempo y la distancia. Cuando descanso en esa conciencia, experimento paz interna, un sentido de que existe algo mayor que yo y una conexión con todas las personas. Mi cuerpo se serena y mi mente se aquieta. Siento nueva vitalidad y un sentido de paz.

Texto devocional:
Sólo Dios es mi salvación y mi gloria; ¡Dios es mi roca fuerte y mi refugio!—Salmo 62:7


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