viernes, 27 de septiembre de 2019

Tengo la atención centrada en la divina presencia.

Tener la atención centrada es la práctica del dirigirme a mi interior para alinearme con mi naturaleza divina. Es un sentimiento de paz y estabilidad, de salud mental y seguridad. Cuando tengo mi atención centrada, abro mi corazón sin miedo a lo que la vida me proporcione, sabiendo que nada puede desequilibrarme. No necesito mirar fuera de mí para ser rescatado o recibir mi provisión, no tengo por qué sentir preocupación o ansiedad. Cuando tengo la atención centrada y estoy receptivo, tomo conciencia de que la inspiración divina me guía, y sé que mi bien viene a mí de maneras maravillosas. Todo lo que necesitaré surge de la Presencia espiritual. En oración y meditación, centro mi atención en la conciencia de esta Fuente eterna.


Texto devocional:
En él vivimos, y nos movemos, y somos.—Hechos 17:28


No hay comentarios:

Publicar un comentario