lunes, 30 de septiembre de 2019

Experimento calma y serenidad al descansar en una conciencia de Dios.

Cuando pienso en la serenidad, ¿cuáles son las imágenes que me vienen a la mente? Quizás un lago plácido, las olas suaves del océano, un ocaso impactante o una silla reclinable cómoda.

Mantengo esas imágenes en mi mente ahora y respiro profundamente. Por medio de mi imaginación, soy transportado a un lugar de paz, un lugar donde experimento la quietud de mi alma. Siento la presencia de Dios de una manera profunda y relajante. La paz llena mi mente y cuerpo. Siento calma y serenidad.

Descanso en este momento un poco más, recordando conscientemente este sentimiento para poder regresar a él en cualquier momento. La paz y serenidad de Dios siempre están disponibles para mí.


Texto devocional:
Por eso me acuesto y duermo en paz, porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado.—Salmo 4:8


viernes, 27 de septiembre de 2019

Tengo la atención centrada en la divina presencia.

Tener la atención centrada es la práctica del dirigirme a mi interior para alinearme con mi naturaleza divina. Es un sentimiento de paz y estabilidad, de salud mental y seguridad. Cuando tengo mi atención centrada, abro mi corazón sin miedo a lo que la vida me proporcione, sabiendo que nada puede desequilibrarme. No necesito mirar fuera de mí para ser rescatado o recibir mi provisión, no tengo por qué sentir preocupación o ansiedad. Cuando tengo la atención centrada y estoy receptivo, tomo conciencia de que la inspiración divina me guía, y sé que mi bien viene a mí de maneras maravillosas. Todo lo que necesitaré surge de la Presencia espiritual. En oración y meditación, centro mi atención en la conciencia de esta Fuente eterna.


Texto devocional:
En él vivimos, y nos movemos, y somos.—Hechos 17:28


jueves, 26 de septiembre de 2019

Tengo oportunidades ilimitadas de comenzar de nuevo.

Oigo el llamado a una experiencia de vida más significativa y a una comprensión mayor del Espíritu. Bien sea que mi llamado provenga de un cambio súbito o una conciencia inquieta de que algo más es posible, lo respondo con fe.

En su libro La Búsqueda, Richard y Mary-Alice Jafolla escribieron: “Abrir un nuevo camino en la tierra incógnita del alma es nacer de nuevo”. La vida es una serie de finales y nacimientos, de dejar ir y dar la bienvenida a lo nuevo. En vez de resistir el cambio, lo recibo con beneplácito. Reconociendo que cada aspecto de mi vida es bendecido con oportunidades ilimitadas. Crezco en comprensión espiritual y cosecho las recompensas.

Texto devocional:
Jesús le respondió: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios”.—Juan 3:3


miércoles, 25 de septiembre de 2019

Yo soy la luz de Dios en expresión.

En vez de recitar mis problemas al orar, afirmo el bienestar que sé que existe a mi alrededor. La oración afirmativa atraviesa cualquier niebla o resistencia en mi mente y establece mi fe con energía y pasión. Soy la Palabra de Dios en expresión a medida que hablo, pienso y oro de esta manera. Mi corazón es despertado a medida que soy elevado a la atmósfera clara de la confianza.

En este momento, me enfoco con la precisión de un rayo láser en la dirección de mi deseo fervoroso con una sencilla afirmación de fe, tal como: “Dios y yo somos uno”, o “Soy la luz de Dios en expresión”. Dejo ir la energía que estas palabras expresan y siento una respuesta rápida en mi corazón. ¡Sé que todo está bien!

Texto devocional:
Ustedes, habitantes de toda la tierra, ¡aclamen a Dios con alegría! ¡Canten salmos a la gloria de su nombre! ¡Cántenle gloriosas alabanzas.—Salmo 66:1-2


martes, 24 de septiembre de 2019

Yo soy sano y reboso con vitalidad.

No existe separación entre mi cuerpo y su fuente de energía, entre Dios y yo. Ahora invoco la vitalidad innata y divina que se expresa por medio de mí. Siento una energía titilante que despierta de las células en mi cuerpo y vivifica mi mente. Soy renovado, restaurado y sanado gracias a la vida divina.

Este sentimiento de euforia está disponible para mí en cualquier momento, porque la vitalidad de Dios nunca se cansa. Puedo parar en cualquier momento para sentir el ritmo de la vida en el latir de mi corazón y recordar que soy naturalmente sano. Tengo los elementos vitales de la vida, los necesarios para el mejoramiento humano así como también los atributos que llevo como imagen de Dios. Soy salud gozosa, paz perfecta y vida divina en expresión.

Texto devocional:
La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz.—Mateo 6:22


lunes, 23 de septiembre de 2019

Los momentos devotos aumentan mi conciencia espiritual y me proporcionan paz.

A lo largo de mi día, me detengo por unos momentos para estar consciente de mis alrededores. Tomo aire y cierro los ojos. Noto lo que mis sentidos perciben. Respiro profundamente y observo mis pensamientos y emociones. ¿Estoy en calma o ansioso? ¿Estoy apurado o tengo mi propósito de hoy claro?

A medida que mi comprensión del Espíritu se expande, las distracciones se disipan suavemente. Mis pensamientos se calman y cualquier aprehensión o preocupación es eliminada. Entro a una conciencia más profunda según permito que la oración y la meditación evoquen un reconocimiento y aprecio sagrados por mi vida. Estos momentos devotos de comunión divina me proporcionan paz.

Texto devocional:
El Señor le dijo: “Levanta ahora tus ojos, y desde el lugar donde estás mira hacia el norte y hacia el sur, hacia el oriente y el occidente”.—Génesis 13:14


jueves, 19 de septiembre de 2019

Expreso cualidades espirituales poderosas.

Mi naturaleza divina está formada de cualidades espirituales incluyendo amor, sabiduría, gozo y paz. En cualquier momento que sienta que he perdido mi curso, sé que me he separado de la verdad de quien soy. Un sentimiento de discordia me señala para que tome tiempo para orar.

Afirmo: “Yo soy una creación de Dios". Estas palabras resuenan en mi corazón y me ayudan a recordar que tengo acceso a toda cualidad espiritual necesaria en el viaje de la vida. Al continuar en oración, recuerdo: “Tengo en mi interior todo lo que necesito”. Mis pensamientos, palabras y acciones se alinean con mi identidad espiritual más profunda y avanzo para hacer lo que debo hacer. La luz de mi alma resplandece al expresar cualidades espirituales poderosas en el mundo.

Texto devocional:
Jesús les dijo: “De cierto, de cierto les digo: Antes de que Abrahán fuera, yo soy.”—Juan 8:58


miércoles, 18 de septiembre de 2019

Mi corazón es un santuario de paz.

Con su ejemplo, Jesús enseñó a sus discípulos a dirigirse a su interior para enfocar la atención en la paz. En sus peores horas, él se retiró al huerto de Getsemaní para estar a solas, centrado física y mentalmente, apartado de todas las distracciones.

Si pierdo contacto con la paz interna, me dirijo a mi interior, al huerto de mi corazón, a mi santuario interno donde la paz reside. Al enfocarme en mi respiración, afirmo a medida que respiro profundamente: Respiro en paz, y al soltar el aire: Libero amor. Permito que estas frases se integren con mi ser. Descanso en este santuario de paz y amor. Al terminar este tiempo sagrado, camino en la gracia. Regreso a mis tareas edificado. Mi ánimo se eleva y disfruto mi día.


Texto devocional:
Luego de despedir a la gente, subió al monte a orar aparte. Cuando llegó la noche, Jesús estaba allí solo.—Mateo 14:23


martes, 17 de septiembre de 2019

Yo soy apoyado en todo aspecto de mi vida.

Siento fascinación al mirar las estrellas titilantes que resplandecen en el cielo nocturno. Esa visión gloriosa, expande mi fe en el poder organizador del universo que alinea las estrellas y los planetas en orden perfecto. Existe una coordinación divina en acción, un patrón perfecto que incluye mi vida y que pavimenta el camino hacia mis bendiciones.

Junto con mi viaje espiritual, viene la visión de reconocer a Dios como “Dirección buena y ordenada”. Cuando surge un reto, sé que mi naturaleza divina me guiará a través de él. Lleno de fe, miro al próximo horizonte con expectativas positivas. Avanzo a la visión más elevada para mi vida, facultado y en paz, sabiendo que mi bien se desenvuelve.

Texto devocional:
Lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo.—Romanos 1:20


lunes, 16 de septiembre de 2019

La prosperidad fluye a mí y por medio de mí como abundancia absoluta y positiva.

A veces me siento próspero y puede que otras veces no. ¿Cómo puedo crear una mayor sensación de abundancia? Para comenzar, puedo apreciar todo el bien que existe en mi vida en este momento: las personas que aprecio y me aprecian; los alimentos en mi mesa y mi hogar. Gozo de la habilidad de tomar decisiones en la vida.

En vez de compararme con los demás, enfoco mi energía en lo que está funcionado en mi experiencia. Siempre habrá retos, mas puedo verlos como oportunidades para crecer espiritualmente y conocer más a Dios. En esta conciencia encuentro respuestas según hago uso de mis dones. Yo soy bendecido. La prosperidad fluye hacia mí y por medio de mí absoluta y positivamente.


Texto devocional:
En tu templo se sacian de ricos alimentos; tú apagas su sed en un río de aguas deliciosas.—Salmo 36:8


viernes, 13 de septiembre de 2019

Elijo vivir con valentía

Se ha dicho que nacemos con sólo dos temores: el temor a los ruidos altos y el temor a caer. Puede que haya desarrollado otros temores: a los insectos, las tormentas o alturas, mas puedo elegir ser valiente.

Eleanor Roosevelt dijo: “Puedes obtener fortaleza, valor y confianza en cada experiencia en la que realmente te detengas y mires al miedo en la cara”. Enfrentar el miedo significa pasar a través de él, no a su alrededor. Puede que haya temido pedir un aumento de sueldo, dar mi opinión o intentar algo nuevo. Sin embargo, cuando afronto un temor, éste desaparece. Aprendí. Crecí.

Vivir con arrojo es una decisión que tomo. Me consuela recordar la afirmación: “Dondequiera que estoy, Dios está”

Texto devocional:
Busqué al Señor, y él me escuchó, y me libró de todos mis temores.—Salmo 34:4


jueves, 12 de septiembre de 2019

Celebro las vastas posibilidades para mi vida.

Al entrar en oración, me asombro del espíritu ilimitado, la presencia infinita, en mí y a mi alrededor. Dios es la vitalidad en mi aliento, la belleza en el mundo natural, la fortaleza en mi determinación y la compasión en mis obras de servicio. Reconozco a Dios en la amplitud del universo y en mis sueños ilimitados.

Fijo mi vista más allá de donde he visto antes, en la vasta realidad de la Presencia y el poder divinos. Gracias a la Presencia y el Poder divinos cuento con todo lo que necesito para lograr mi potencial.

En la armonía y quietud de la oración, mi corazón late al ritmo de Dios. El pulso de vida infinita me mueve, me alimenta y me faculta para dar vida a mis metas.


Texto devocional:
Y ésta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye.—1 Juan 5:14


miércoles, 11 de septiembre de 2019

Honro y aprecio la luz de Dios en quienes han fallecido.

Como está escrito en Eclesiastés 3: “Todo tiene su tiempo. Hay un momento bajo el cielo para toda actividad”. Al recordar a un ser querido que ha fallecido, reconozco la oportunidad de expresar gratitud por él y de verlo como una expresión infinita de Dios. Sé que todos hemos sido bendecidos con vida eterna, y la paz llena mi corazón a medida que oro en silencio.

Acepto los cambios, porque sé que es un proceso divino. Afirmo que la luz prevalecerá ante la oscuridad. En un momento de dolor, permanezco receptivo al consuelo. Al honrar a quienes han fallecido, siento gratitud por la vida —la cual no tiene principio ni fin. Dios es vida, y mantengo mi fe en esta Verdad.


Texto devocional:
Ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir.—Apocalipsis 21:4


martes, 10 de septiembre de 2019

Mis sueños se hacen realidad.

Hoy, tomo tiempo para darle una mirada a mi vida. ¿Voy en la dirección que deseo? ¿Estoy alcanzando mis sueños? De no ser así, ¿qué puedo hacer para cambiar mi rumbo? No es suficiente esperar que un sueño se haga realidad, he de tomar acción. Siempre con Dios.

Acudo a mi fuente espiritual en oración y meditación. En el Silencio, entrego mi anhelo a Dios y presto atención con una mente y un corazón abiertos a la inspiración que llega a mí.

Recuerdo que la guía de Dios viene de muchas formas y, a menudo, de lugares inesperados. Confío en que estoy en el camino que es correcto para mí. Sigo la guía divina a medida que avanzo en la dirección de mis sueños.

Texto devocional:
Derramaré mi espíritu sobre la humanidad entera, y los hijos y las hijas de ustedes profetizarán.—Joel 2:28


lunes, 9 de septiembre de 2019

Espero serenamente recibir la guía que busco.

Al buscar guía, pongo mi confianza en el Espíritu. Dar este paso conscientemente abre mi mente y corazón para recibir. Despejo preocupaciones que nublan mi receptividad y mantengo mi enfoque en la luz y el amor divinos. No presto atención a las palabras desalentadoras de otros, porque me he dirigido directamente a la fuente de toda sabiduría.

Al esperar, “no me duermo” restringiendo la manera cómo la guía llega a mí. Ella lo hace de muchas maneras, quizás por medio de algo que oigo, veo, leo o siento. Mantengo una vigilia fervorosa porque sé que las respuestas están disponibles y mi camino se aclarará. Ya me siento más ligero, la primera bendición de muchas por venir. Doy gracias por anticipado al esperar serenamente.

Texto devocional:
Por tanto, estén atentos, porque no saben a qué hora va a venir su Señor.—Mateo 24:42


viernes, 6 de septiembre de 2019

Todos somos creaciones de Dios.

He de pensar en mí como espíritu, alma y cuerpo. Mi aspecto espiritual es mi esencia divina, mi ser verdadero. En mi mente y emociones es donde realizo la obra del alma de aprender y crecer para expresar cada vez más mi potencial divino.

Por haber sido creado a la imagen de Dios, tengo los atributos divinos de amor, vida y luz. Cada vez que actúo partiendo de mi ser divino, expreso a Dios en el mundo. Una palabra de aliento, un abrazo, una sonrisa cálida o una mano amiga son maneras en las cuales Dios se muestra a través de mí. Lo mismo es cierto para cada uno de nosotros.

Recuerdo reconocer el espíritu morador de Dios en los demás, aun cuando sea difícil de ver. Porque todos somos creaciones de Dios.

Texto devocional:
Miren cuánto nos ama el Padre, que nos ha concedido ser llamados hijos de Dios. Y lo somos.—1 Juan 3:1


jueves, 5 de septiembre de 2019

Vivo, me muevo y tengo mi ser en acuerdo perfecto con el orden divino.

Si mi vida parece estar en caos o si existe falta de armonía en mi hogar o en mis relaciones personales, es hora de afirmar orden divino. Con simplemente respirar profundamente y susurrar audiblemente las palabras: orden divino logro descansar. Todo mi cuerpo se siente más cómodo con esta práctica sencilla.

Percibo la voz del Espíritu morador. Su misterio es eterno. La perfección de Dios es manifestada en mí. Gracias a esta comprensión, sé que soy amado y una nueva perspectiva de posibilidades se abre ante mí. Una vez que confío verdaderamente en el orden en todas las cosas, las situaciones en mi hogar y en mis relaciones personales se solucionan, ya que mi mente y corazón están claros y centrados. Mi equilibrio natural es restaurado aquí y ahora.

Texto devocional:
El Señor infunde poder a su pueblo y lo bendice con la paz.—Salmo 29:11


miércoles, 4 de septiembre de 2019

Descubro el poder liberador de la Verdad.

Existe un gran poder en mí. Puede que no esté consciente de ello mas parte de mí sabe que hay más de lo que aparece en la superficie. Al meditar, descubro un manantial de energía —cada célula de mi cuerpo se alinea con el fluir de la vida.

Yo soy revitalizado y restaurado gracias al reconocimiento de mi perfección innata. Yo soy un reflejo de Dios.

Jesús descubrió este poder en sí mismo y, por medio de su ministerio terrenal, enseñó que el mismo poder mora en cada uno de nosotros. Ésta es una Verdad fundamental. Siento humildad al reconocer este resplandor interno como la luz inmanente de Dios. Descubro para mí el poder liberador de la Verdad.

Texto devocional:
Ese hombre es como un árbol plantado junto a los arroyos: llegado el momento da su fruto, y sus hojas no se marchitan.—Salmo 1:3


martes, 3 de septiembre de 2019

Dejo ir mis preocupaciones.

Sé de corazón que mi mayor bien se desenvuelve y que las respuestas que busco me aguardan. Así que cuando siento preocupación por algo que ocurre en mi vida o en las vidas de mis seres queridos, tomo tiempo para aquietarme y avivar mi vínculo con Dios. Al afirmar que sólo existe Dios, se me hace más fácil dejar ir.

Cuando tengo sueños que deseo lograr, me dirijo de nuevo al Espíritu en mí. Doy gracias, sabiendo que toda necesidad y sueño son satisfechos. Tengo plena fe en que las respuestas están disponibles y se harán claras a su tiempo. Qué alivio siento al tener presente que puedo dejar ir y entregar todo a Dios. Tengo confianza en que mis anhelos se harán realidad. ¡Dejo ir y dejo a Dios actuar!


Texto devocional:
Atiende, pues, Dios mío, y escucha las oraciones que se hagan en este lugar.—2 Crónicas 6:40


lunes, 2 de septiembre de 2019

Descanso en una conciencia de Dios.

En la historia de la creación, Dios descansó en el séptimo día. El descanso es una práctica espiritual en muchas religiones, un período semanal de solaz y oración. Sosegarme es primordial para todo mi ser: mente, cuerpo y espíritu. Puedo tomar tiempo para descansar cada semana, cada día o tan solo un minuto en el que voy a mi interior con reverencia.

Gracias a la oración, me aparto del ajetreo del día. Ese tiempo de reflexión me hace sentir mi unidad con Dios. La conciencia del amor trasciende el tiempo y la distancia. Cuando descanso en esa conciencia, experimento paz interna, un sentido de que existe algo mayor que yo y una conexión con todas las personas. Mi cuerpo se serena y mi mente se aquieta. Siento nueva vitalidad y un sentido de paz.

Texto devocional:
Sólo Dios es mi salvación y mi gloria; ¡Dios es mi roca fuerte y mi refugio!—Salmo 62:7