Tomo este tiempo para dirigir mi conciencia a planos elevados de sanación. Un pensamiento expectante y elevado, mantenido con persistencia, siempre vencerá una idea menor. Cuando enfoco mi atención en mi salud innata, siento un fluir interno de vida y poder divinos. Me elevo en una luz sanadora haciendo uso de la visualización creativa. Dondequiera que exista una necesidad de curación, visualizo que la luz de Dios establece la salud. Mi cuerpo se ilumina, llenando de energía y armonía a cada célula. El patrón divino de perfección obra ahora en y a través de cada órgano de mi templo físico. Mi sistema inmune es recargado y revitalizado. Cada función de mi cuerpo se alinea con la idea divina de salud. ¡Yo soy vida!
Texto devocional: HECHOS 3.16
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