Cuando hago ejercicio, mi cuerpo me envía mensajes acerca de cuándo necesito beber agua y tomar un descanso para permanecer en balance. Mantener el equilibrio también es esencial para sostener la energía y la resistencia. En mí existe un manantial espiritual de vida y energía inagotables del cual puedo beber en cualquier momento. Allí encuentro mi centro y mi paz, y descubro la sabiduría divina para permanecer equilibrado física y espiritualmente. Gracias a la vida divina, avivo mi salud y mi fortaleza. Medito acerca de mi unidad con lo divino, afirmando vitalidad y entereza. ¡Me siento rejuvenecido, restaurado y lleno de energía!
Texto devocional: ISAIAS 41.31
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