La gratitud enmarca mis días durante todo el año. Mi práctica espiritual incluye dar gracias en oración cada mañana y noche. Mi gratitud se expande hacia todas las personas y situaciones. Permito que mis pensamientos afables lo bendigan todo. Al dar gracias por el amor de familiares y amigos, mi círculo de relaciones personales amorosas aumenta —acogiendo y compartiendo más amor y satisfacción. Doy gracias por mis éxitos grandes y pequeños, y abro el camino para oportunidades nuevas y mayores. Mi provisión siempre va en expansión. Doy gracias por la claridad de pensamiento y mi paz mental se magnifica. Doy gracias por la actividad divina en mi cuerpo y mente, y me siento saludable y renovado.
Texto devocional: Sé que tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida.—Salmo 23:6
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