Mis estudios y mi experiencia me ayudan a navegar el laberinto de la vida. Deseo tomar decisiones sólidas basadas en la mejor información que pueda obtener. Las personas en mi vida pueden ofrecerme sus opiniones e ideas; sin embargo, deseo y me esfuerzo por ganar discernimientos propios. Aunque aprecio el regalo del libre albedrío, puede que el número de opciones ante mí sea tan vasto que me abrume. Así que comienzo con una decisión sencilla: Tomar tiempo en silencio para darme cuenta de los sentimientos que están asociados con la decisión que debo tomar. Percibo la guía interna y sigo mi conocimiento intuitivo. Al aprender a discernir y confiar en mis sentimientos, tengo fe de que soy guiado continuamente.
Texto devocional: Voy a enseñarte el camino que debes seguir.—Salmo 32:8
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