En momentos de pérdida y tristeza, puede que me sienta abrumado. A veces, pareciera como si hubiera entrado a un espacio vacío y solitario y no supiera cómo escapar de él. Pero, gracias al amor divino, sé cómo comenzar el proceso de curación. Encuentro un lugar callado donde pueda sentarme con mis sentimientos y pensamientos y luego escribirlos contemplativamente. Anotarlos en papel ayuda a aclarar mi mente y los hace menos abrumadores. El utilizar esta práctica diariamente me ayuda a dar pasos positivos. Mi naturaleza espiritual me guiará a través de los momentos difíciles. Dios siempre está conmigo, así que nunca estoy realmente solo. Siento paz y consuelo. Doy gracias por la presencia amorosa y sagrada en mí.
Texto devocional: El Señor respondió al ángel que hablaba conmigo, con palabras amables y reconfortantes.—Zacarías 1:13
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