Puede que en la vida surjan acontecimientos que me hagan sentir perdido o temeroso, y puede que me pregunte si tengo el valor para superarlos solo. Durante momentos como estos, recuerdo que Dios no me observa desde “allá arriba”. Por el contrario, como leemos el libro de Hechos: “en él vivimos, y nos movemos, y somos.” Eso significa que estoy en Dios y Dios está en mí. Toda mi vida y todo en ella tiene lugar dentro de lo Infinito. El poder y la fortaleza de lo Divino están en cada aliento que tomo, y sé que no existe nada que tenga que enfrentar solo. Siento la Presencia divina en mi corazón e invoco la fortaleza que fluye en mí con cada latido de mi corazón.
Texto devocional: Esfuércense y cobren ánimo … porque contigo marcha el Señor tu Dios, y él no te dejará ni te desamparará.—Deuteronomio 31:6
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