9 A veces, las palabras que digo y las decisiones que tomo pueden herir a los demás y hacerme sentir arrepentido. Perdonar es esencial para vivir libremente. Antes de poder perdonar a alguien, primero tengo que estar dispuesto a perdonarme a mí mismo. En lo externo, soy un ser humano que puede cometer errores. Tomo tiempo para reflexionar acerca de lo que sucedió y hago una pausa, respirando profundamente. Al cambiar del juicio humano a un espacio de amor divino, acepto la lección disponible para mí. Éste es un momento de descubrimiento —una oportunidad para demostrar compasión para los demás y para mí. Hago enmiendas, sabiendo que el centro del perdón es la misericordia, el amor y la gracia.
Texto devocional: Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos serán tratados con misericordia.—Mateo 5:7
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