Cualquier dificultad que pueda tener en la vida es un punto de partida para mayor crecimiento. En el viaje de la vida, puede que a veces tropiece ante algunas de las lecciones en mi camino. Si experimento desilusión, me sobrepongo utilizando mis recursos divinos de fortaleza, amor y comprensión. Mi naturaleza espiritual me hace fuerte y resiliente. Si me doy cuenta de que he errado, asumo la responsabilidad. Utilizo la experiencia como una oportunidad para aprender y crecer espiritualmente, para forjar un nuevo camino. Si la vida parece difícil, hago una pausa y reflexiono en las bendiciones, a veces ocultas, en cada circunstancia. Con fe y valor renovados, comienzo de nuevo.
Texto devocional: Sé que tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida, y que en tu casa, oh Señor, viviré por largos días.—Salmo 23:6