Las ideas divinas son como semillas de esperanza y posibilidad sembradas en mi corazón. Cuando son sustentadas y cuidadas, producen las manifestaciones que deseo en mi vida —representaciones de verdadera prosperidad de mente, alma y experiencias. Puedo sorprenderme por cómo las ideas divinas echan raíces y crecen para crear la realidad que deseo. Estar receptivo a las ideas divinas requiere un alto grado de entrega a la Fuente de esas ideas en mí. Confío plenamente en mi guía interna. Tengo presente que mi prosperidad no depende de circunstancias externas. ¡Elijo y acepto ser próspero! Abro mi mente a las ideas divinas y les permito que me guíen a los próximos pasos y a las nuevas posibilidades.
Texto devocional: Amado, deseo que seas prosperado en todo, y que tengas salud, a la vez que tu alma prospera.—3 Juan 1:2
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