Mi conciencia es como un iceberg: algunos aspectos son visibles, sin embargo, su profundidad y amplitud permanecen ocultas. Si algo me perturba, tal vez algo que está bajo la superficie de mi mente necesita ser traído a mi conciencia. Al dar gracias por las bendiciones que todavía no he recibido, activo una curación espiritual en mi conciencia. Si la información que puede ayudarme está fuera de mi vista, oro: “Doy gracias por una revelación divina, la cual revela lo que necesita ser revelado y sana lo que necesita ser sanado”. Siento mayor paz y consuelo al dejar ir todo lo que está oculto de mi conciencia. Siento una curación profunda y dinámica a medida que integro todo mi ser.
Texto devocional: EF.1.17
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