Al observar a los niños jugar, puede que anhele volver a tener la experiencia de distraerme sin preocupaciones. Ser un adulto trae consigo responsabilidades y limitaciones. Si examino la vida desde una perspectiva espiritual, mi sentido de libertad se renueva. El trabajo que hago me brinda la oportunidad de resplandecer mi luz de paz y comprensión dondequiera que esté. Mis responsabilidades no me limitan; más bien abren el fluir del amor y la compasión divinos por medio de mí. Cualquier reto físico que experimente en mi cuerpo es un llamado a activar la poderosa vida sanadora innata en cada célula. A cada momento elijo la manera de percibir mi vida. Siento libertad al ver mi vida como una expresión del Espíritu en el mundo.
Texto devocional: Manténganse, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres.—Gálatas 5:1
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