Para llevar mi vida lo mejor posible, todos los aspectos de mi ser han de trabajar juntos: mente, cuerpo y espíritu. Cada uno de ellos tiene cualidades y propósitos únicos, y funcionan de manera óptima cuando obran en conjunto. Tengo presente mantener su balance y cuidarlos equitativamente. Debido a las obligaciones diarias, puede que pase demasiado tiempo en mi intelecto. Cuando presto atención sólo a mi mente, mi perspectiva se limita y es más probable que tenga sentimientos negativos. Del mismo modo, si atiendo solo a mi ser espiritual, puede que tenga dificultad navegando los detalles humanos. Logro equilibrio a medida que la mente, el cuerpo y el espíritu obran juntos en armonía para lograr la plenitud.
Texto devocional: Jesús tomó el pan y les dio de él, lo mismo que del pescado. Ésta era la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos—Juan 21:13-14
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