jueves, 20 de junio de 2019

Dios es nuestra fuente.

Vivimos en un mundo abundante. Existen leyes universales para guiarnos según vamos en pos de nuestro propósito espiritual. El Señor de nuestro ser —la presencia crística que es nuestra identidad verdadera— siempre está disponible para guiarnos hacia nuestro bien.

Al alinear nuestra atención con esa energía divina y tomar decisiones según las leyes universales, nuestras vidas son prósperas y gozosas. Al asirnos a nuestra fuente, Dios, establecemos la conciencia elevada que Jesús llamó “el reino de los cielos”. El reino de los cielos es una promesa y una conciencia que hemos de estar plenamente preparados para recibir y expresar.


Texto devocional:
El Señor te abrirá su tesoro de bondad, que es el cielo, y en su tiempo te enviará la lluvia a tu tierra, y bendecirá todo lo que hagas con tus manos.—Deuteronomio 28:12


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