Hoy es un nuevo día. No importa lo que sucedió ayer. Fijo mi intención en vivir este día con entusiasmo y anticipación. Mantengo una expectativa que espera solo aquello que deseo ver expresado en mi vida. Planeo atraer experiencias edificantes y satisfactorias hacia mí. Recuerdo el gozo de un niño ante toda nueva experiencia. Libero la dicha que siempre reside en mi corazón y permito que fluya por medio de mí. Siento que nueva energía y júbilo se desbordan de mí. Brindo gozo a cada encuentro, a cada tarea. Lo que ofrezco a la vida regresa para bendecirme. Dando gracias por esta reciprocidad del universo, doy con entusiasmo y recibo abundantemente.
Texto devocional: Porque si hay buena disposición, lo que se da es bien recibido, según lo que uno tiene y no según lo que no tiene.—2 Corintios 8:12
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